Las certificaciones ayudan a las empresas a diferenciarse de la competencia y a darle mayor seguridad al consumidor. Los consumidores en la actualidad están muy informados de los temas de inocuidad alimentaria y prefieren productos etiquetados con certificación de inocuidad. Esta premisa es básica a la hora de desarrollar ideas de negocio.
La presión de los consumidores conduce hoy en día a toda la cadena alimentaria (productores primarios, distribuidores, industrias alimentarias, restaurantes, supermercados, compañías de transporte y almacén), a desarrollar e implantar sistemas de gestión de la seguridad alimentaria. Las oportunidades de negocio tienen hoy la obligación de contar con una certificación.
Además de obtener el registro sanitario, lo que inicialmente suelen requerir las empresas que producen y procesan alimentos es la certificación de buenas prácticas agrícolas GAP (si es en el campo) y buenas prácticas de manufactura GMP (si es en la planta). Luego de que se mejora en este punto, el siguiente reto es obtener el HACCP, certificación que mide la inocuidad de los alimentos.
Los emprendedores deben tener en cuenta que los procesos de certificación implican una inversión de tiempo y capital. Hay que comenzar a familiarizarse con normas como el ISO 22000, el GlobalGAP, la BRC (British Retail Consortium) y la IFS (International Food Standard). El éxito comercial está asociado con la calidad e inocuidad del producto ofertado.
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